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En Caser Residencial atendemos y tratamos el ictus y otras formas de daño cerebral adquirido.
Las secuelas de un ictus suelen implicar invalidez o discapacidad a largo plazo, sobre todo en personas de edad avanzada. Nuestra preparación y especialización está orientada a mejorar la calidad de vida de los usuarios y sus familias, haciendo que su presente sea más seguro y confortable.
En nuestras residencias para pacientes con ictus dispones de un equipo transdisciplinar especializado en este tipo de procesos, para ayudar a la persona a superar los efectos y secuelas y que pueda regresar a sus actividades cotidianas con la mejor competencia posible.
Diseñamos un plan asistencial que tiene en la rehabilitación fisioterapéutica uno de sus pilares principales. Esta es un área muy importante para los pacientes que sufren este trastorno en cualquiera de sus fases.
¿Qué necesidades de daño cerebral tratamos?
Accidentes cerebrovasculares (ACV) o ictus
Traumatismos craneoencefálicos y daños provocados por accidentes de tráfico
Esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y Esclerosis múltiple
Tumores cerebrales
Características de nuestro trabajo en las residencias para pacientes con ictus
Personal especializado en daño cerebral
Equipo transdisciplinar, formado por diferentes perfiles, para ejercitar las capacidades de los residentes.
Coordinación y seguimiento médico
Nuestros profesionales hacen un seguimiento personalizado de cada residente, adaptando los cuidados, las terapias, dietas y tratamientos, según su evolución, y en coordinación con los profesionales de referencia.
Residencias adaptadas
Espacios comunes adaptados y seguros, que facilitan la libre deambulación. Entorno cálido con posibilidad de personalizar la habitación.
Persona de referencia
Cada residente tiene un profesional de referencia con el que establece una relación de confianza, y que ayuda a la familia a mejorar la comprensión de la situación y su evolución.
En Caser Residencial ponemos a disposición de las personas que han padecido un ictus u otro tipo de daño cerebral diferentes terapias específicamente diseñadas para ellos. Son tantas las áreas que pueden verse afectadas que participan en esta intervención distintos perfiles profesionales: fisioterapeutas, médicos, psicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales, etc.
En casos de trastornos motores o relacionados con el equilibrio consideramos fundamental el entrenamiento físico que permita adquirir un adecuado nivel funcional consiguiendo una mejor adaptación y una vida lo más normalizada posible. Por su parte, los pacientes que han visto afectada su área del lenguaje se someten a un plan de reeducación logopédica que intentará mejorar, mantener o retardar las consecuencias de la alteración del habla o de la voz.
¿Qué tipos de rehabilitación realizamos tras un ictus?
Terapia física
Recuperación de capacidades motoras, como caminar o estar de pie, y del equilibrio.
Terapia ocupacional Reeducación en las actividades de la vida diaria.
Reeducación en las actividades de la vida diaria.
Logopedia
Después de un ictus pueden producirse problemas de lenguaje y comunicación, de articulación, mutismo, etc. que es necesario recuperar.
Modificación de la dieta y técnicas de alimentación seguras
En el caso de que las secuelas impliquen dificultades para tragar.
Educación sanitaria
Consejo sobre ayudas técnicas, adaptaciones u órtesis, así como asesoramiento sobre el posicionamiento y el manejo del paciente.
Tener claros los síntomas del ictus es básico para garantizar la mayor recuperación posible y mitigar secuelas posteriores. Actuar con celeridad y acudir a un centro sanitario ante cualquier síntoma es fundamental.
Los ictus suelen tener un inicio repentino y un desarrollo muy rápido, es cuestión de horas. Desde que se desata el accidente cerebrovascular hasta que comienza a tratarse hay un lapso de tiempo que es crucial para una recuperación sin secuelas.
Síntomas más habituales de ictus cerebral
Debilidad y pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo
Confusión, dificultad para hablar y entender
Pérdida de sensibilidad y hormigueos en la mitad del cuerpo
Pérdida repentina de visión en uno o los dos ojos
Dolores de cabeza particularmente intensos
Dificultades para la coordinación motriz al caminar, falta de equilibrio
En nuestras residencias para pacientes con ictus y daño cerebral desarrollamos diferentes programas para su intervención, diseñados por el equipo asistencial y llevados a cabo por profesionales especializados.
Programas de intervención